domingo, 25 de julio de 2010

Libro: Primero Dios, vida de monseñor Romero

Libro: Primero Dios, vida de monseñor Romero

  por Gallo, Marco · Comentar

por Roberto Morozzo della Rocca, Edhasa, Buenos Aires, 2010, 500 páginas.
tomado de http://www.revistacriterio.com.ar/cultura/libro-primero-dios-vida-de-monsenor-romero/

Óscar Arnulfo Romero y Galdámez nació en Ciudad Barrios, El Salvador, el 15 de agosto de 1917. Murió asesinado en su país, mientras oficiaba misa en la capilla del Hospital de La Divina Providencia el 24 de marzo de 1980.

Morozzo della Rocca, catedrático de la Universidad de Roma III, en Primero Dios, vida de monseñor Romero recorre los hechos que marcaron el camino del arzobispo mártir. Más allá de los nutridos elementos biograficos, presenta un documentado estudio sobre la figura del arzobispo mártir y da cuenta de la complejidad histórica de El Salvador en los años 70 y 80, resaltando la extrema polarización de la sociedad, característica también de la mayoría de los países latinoamericanos en aquellas décadas.

En sus páginas se aprecia la incondicional obediencia al Papa y el profundo amor por la Iglesia de Romero hombre, pastor y sacerdote. Resulta desacertado pretender catalogarlo en sectores de derecha o de izquierda: ante la Teología de la Liberación asume la propuesta de Pablo VI de la “liberación integral del hombre”, que no deriva de una elección política sino de la razón evangélica, la conversión del corazón hacia la “opción preferencial por los pobres”. El carácter eminentemente sacerdotal de Romero fue destacado por monseñor Jesús Delgado, su secretario en el arzobispado, en la publicación de Así tenía que morir: ¡sacerdote! Porque así vivió Mons. Oscar A. Romero, diario del alma del arzobispo.

El título Primero Dios refleja una expresión típicamente salvadoreña, que equivaldría a nuestro “Dios mediante”. El texto que lo acompaña abunda en detalles y matices que destacan el modelo de cristiano, testigo movido sólo por el amor al Evangelio y a sus amigos más pequeños, amor que lo llevó a dar su propia vida. Convocados por su ejemplo, muchos jóvenes en El Salvador deciden hoy su ingreso al sacerdocio; además, su figura ha trascendido las fronteras y alentamos la esperanza de que su testimonio sea recogido por las nuevas generaciones. Como expresa Morozzo della Rocca, es necesario mantener viva la memoria de monseñor Romero y que sea fuente y alimento de cristianos hambrientos de justicia y de amistad con los pobres.

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